Los problemas en la final entre los dos cuadros mas grandes del fútbol argentino depusieron al manifiesto los desatinos de un operativo de seguridad sin antecedentes que prometía avalar un clásico donde lo significativo estaría manifiesto por lo que sucediera dentro del campo de juego.
Empero, una serie infortunios que incluyeron el desplome de vallas de seguridad, la entrada por la fuerza de hinchas de River al recinto y el asalto al micro que transportaba a los jugadores de Boca desviaron el foco de atención luego de que se especulara con abrir la posibilidad de re-programar el estreno del encuentro o inclusive suspender el partido.
Este suceso abre un informe perjudicial de cara a la Cumbre del G-20 que se acarreará en la Ciudad de Buenos Aires entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre y citará a Presidentes de diferentes países del mundo.
En el barrio de Núñez la Policía de la Ciudad desplegó cerca de 2 mil efectivos, a los que se añadieron unos 900 empleados de seguridad privada. Para los agasajos en el Obelisco, se colocaron más de 1000 hombres.
En los alrededores del estadio Monumental, el operativo comenzó cerca de las 9, con 3 aros de seguridad apartados entre sí por 200 metros. Las puertas se abrieron a las 13, con el requerimiento de que quienes tuvieran entrada, se presenten con DNI en mano.
También de los miles de policías preparados, entre seguridad pública y privada, se colocó un sistema aerostático de vigilancia, acoplado a un globo aerostático que refería a cámaras de seguridad tanto para uso de día como noctámbulo.
La capacidad para enaltecerse a unos 300 metros, el sistema permitía obtener una visión de 360 grados en tiempo existente. Conjuntamente, concedía la eventualidad para elaborar un reconocimiento fisonómico para asemejar a quienes logren realizar contratiempos.
Si el encuentro se llevaba a cabo, a partir de las 21 quedaba proyectado el agasajo en el Obelisco, adonde la policía referiría el apoyo de unos 250 agentes de tráfico que ejecutarían desvíos para establecer la circulación de los vehículos.
Un operativo con millares de efectivos y tecnología, que no pudo frenar a los violentos que parecen no tener miras de detenerse.