Se desarrolla una muestra de jóvenes fotógrafos de la Villa 21 – del barrio de Barracas en la comuna 4 de la Ciudad y del del complejo habitacional Ejercito de los Andes, conocido como “Fuerte Apache” denominado “Imágenes de mi mundo”, una muestra que reúne fotografías tomadas por 50 jóvenes de los barrios Ejército de los Andes y 21-24 de Barracas durante un trabajo que desarrollaron con el fotoperiodista iraní Reza Deghati, inaugurará el domingo próximo en la Plaza San Martín y la Torre Monumental, en el marco de la Bienal de Arte Contemporáneo de América del Sur (Bienalsur).
Todo esto modificará el paisaje, desde el domingo, de la terminal ferroviaria de Retiro y del tradicional paseo de compras de calle Florida, a través de las imágenes de los interiores de dos barrios marginales, uno porteño y otro bonaerense, en la mirada de sus habitantes.
Ahí están sus casas, familias y celebraciones, sus propios espacios poéticos; los autos quemados y las rejas que anteponiéndose a tiendas, escuelas y centros culturales pueden concentrar la atención de un ojo foráneo, en el barrio que ese mismo outsider llamará Fuerte Apache, y que sus habitantes nombran Ejército de los Andes.
El trabajo de estos jóvenes comenzó hace siete meses en dos talleres que dictó Deghati con ayuda de media decena de fotógrafos locales en Barracas y el partido de Tres de Febrero, un nuevo proyecto de educación visual informal que este corresponsal de guerra (que hace 27 años trabaja en National Geographic “documentando guerras y conflictos de la especie humana”) que hace 33 años comenzó a enseñar en un campo de refugiados de Afganistán.
Las clases en la Argentina incluyeron jornadas teóricas donde los alumnos, de entre 14 y 21 años, miraban fotografías analizando composición, luz, encuadre, lenguaje visual; y otra en que salían a tomar fotos por las calles, en sus casas, en el recorrido que los llevaba al trabajo o al colegio con las cámaras digitales que les entregaron el primer día, una para cada uno, para desarrollar la experiencia.
Las de Kabul, Afganistán, “estuvieron dirigidas especialmente a las mujeres -repasa Deghati en diálogo con Télam cuando quiere explicar el alcance transformador y el empoderamiento que permite una cámara-. Allí los que reflexionan y cuentan qué ocurre en el mundo son varones, por eso capacité durante nueve meses a un grupo de niñas para convertirlas en cineastas, para que aporten esa otra mirada, esas nuevas discusiones”.
Deghati fue testigo del genocidio en Burundi, documentó la lucha contra los talibanes en Afganistán, estuvo en el sitio de dos años en Sarajevo. Estuvo en zonas de conflicto en Rusia, China, Monrovia y con esas imágenes hizo instalaciones, muestras, editó más de 30 libros y sobre todo creó los talleres con lo que buscó “transformar a las víctimas en testigos de su propia vida y detener los ciclos de violencia”.
“Los desastres generan dos tipos de destrucción -explica-: una visual (demoliciones, mutilaciones y desplazamientos) de la que se encargan organismos humanitarios que levantan hospitales y casas, ofrecen asistencia sanitaria o crean campos de refugiados; y otra emocional y psicológica, de la que nadie se encarga. Me pregunté cómo sanar ese trauma y así nació este programa de fotografía y medios de comunicación”