Pese a que la prevalencia muestra una pequeña disminución, la Argentina registra 1.840.000 fumadores más que en la estimación anterior de la OMS, de los cuales 1.226.000 son hombres y 614.000 son mujeres.
Nuestro país está entre las cuatro naciones del continente americano con la tasa de tabaquismo más elevada, por encima de Brasil y Estados Unidos. Y forma parte del 6 % de los Estados que, si bien adhirieron al Convenio Marco para el Control del Tabaco, nunca lo ratificaron en el Congreso.
Numerosos países del mundo han hecho progresos considerables desde que, en el año 2003, se adoptó el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco (CMCT).
Concretamente, a escala global, se fuma cada vez menos y se estima que hay 5 mil millones de personas protegidas por al menos una de las medidas recomendadas por la OMS, aplicada al nivel de las mejores prácticas. Es decir, 3900 millones más que en el 2007.
“Lamentablemente, en la Argentina, la reducción del tabaquismo no ha sido tan significativa como la registrada en otras naciones. Es más, algunos indicadores -más de 44 mil muertes anuales ocasionadas por el consumo de tabaco y un sistema de salud colapsado por los cientos de millones de dólares que demanda hacer frente a las consecuencias de esta epidemia- son extremadamente preocupantes”, indicó Walter Martello, que tiene a su cargo el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense y es director académico de la asociación civil “Pensando Políticas Públicas”.
El crecimiento de la población ha hecho que el número de consumidores de tabaco siga siendo persistentemente elevado.
Es más, pese a que en Argentina la denominada tasa de prevalencia (describe la proporción de la población que padece la adicción, en un momento determinado, como si fuese una foto fija) registra una leve caída en los últimos dos años, en sintonía con la tendencia mundial, las estimaciones de la OMS publicadas en diciembre de 2019 (con datos de 2018) muestran un incremento de la cantidad de fumadores respecto al informe anterior del organismo internacional (con datos de 2016).
La Argentina se encuentra entre las cuatro naciones de América con mayores tasas de prevalencia de tabaquismo (sólo superada por Chile, Cuba y Uruguay), muy por encima de la media regional. Una de las razones que pueden explicar la insuficiencia de las políticas públicas para hacer frente al tabaquismo es la decisión de no ratificar aún, en el Congreso nacional, el CMCT que firmó el gobierno de Néstor Kirchner en el año 2005.
Se trata del primer tratado internacional de salud pública, el cual brinda un marco para la aplicación de medidas efectivas para reducir la prevalencia del consumo de tabaco y la exposición al humo ajeno.
El Convenio prevé una serie de medidas, de impacto inmediato y eficacia comprobada, tales como: la prohibición de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio, el aumento del precio de los cigarrillos y de impuestos al tabaco, el dictado de leyes que monitoreen y evalúen las políticas destinadas a prevenir el consumo; la implementación de ambientes 100 % libres de humo; tratamientos para dejar de fumar ofrecidos por el Estado y la inclusión de advertencias sanitarias con imágenes en las etiquetas de cigarrillos, entre otras medidas.
En la Argentina, en los últimos años, se aplicaron parcialmente algunas de estas políticas. Pero, en casi todos los casos, siempre terminaron quedando a medio camino.
Las tabacaleras, que no escatiman recursos económicos para moverse al filo de la ley, aprovechan los baches normativos para realizar intensas campañas publicitarias a través de medios digitales. Eso no es todo, han perfeccionado los mecanismos de venta online (hasta realizan delibera con importantes descuentos y promociones); hacen llamativas publicidades en los puestos de ventas -kioscos y supermercados- para conseguir clientes jóvenes a través de la variada oferta de cigarrillos saborizados (prohibidos en distintas partes del mundo); y gambetean los alcances de los espacios 100 % libros de humo, tal como ocurre actualmente con los clubes de fumadores instalados en los bingos bonaerenses.
Asimismo, durante el gobierno de Mauricio Macri hubo contramarchas en la aplicación de una mayor carga impositiva a las tabacaleras. Por este motivo, la Argentina es uno de los países del mundo con los precios de cigarrillos más accesibles.