Una banda de estafadores y extorsionadores, que operaba desde la cárcel de Magdalena y liderada por dos condenados por homicidio, fue desarticulada por la Policía de la Ciudad al detener a seis de sus miembros, como corolario de una investigación de cinco meses.
Las detenciones se produjeron en las últimas horas, tras cuatro allanamientos ordenados por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 4, a cargo del Dr. Martín Yadarola, secretaría 113 del Dr. Mariano Dalbosco, uno de ellos a la Unidad Carcelaria 35 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en Magdalena, donde los dos cabecillas de la organización purgan condena por homicidio agravado, y en tres domicilios en el partido bonaerense de San Fernando, en uno de los cuales fue secuestrada un arma de fuego, y donde hallaron un depósito de bombos y banderas de la barra brava de Tigre.
También fueron aprehendidos la madre, un hermano y una hermana de uno de los jefes, y otra mujer, integrantes externos de la banda, cuyo modus operandi era una vez localizada la víctima, amenazarla con mandar fotos comprometedoras, abrirles causas judiciales y extorsionar a personas por el teléfono.
La investigación, que estuvo a cargo de la División Delitos Informáticos Complejos de la Policía de la Ciudad, se abrió a fines de junio último, partir de una denuncia recibida en la Comisaría Vecinal 5 A que daba cuenta de una maniobra de adulteración de Whatsapp para luego exigir dinero a los contactos del damnificado y estableciendo diferentes cuentas para las transferencias.
Los especialistas de cibercrimen obtuvieron cuentas de mercado pago utilizadas para la maniobra y líneas telefónicas usadas en la estafa.
Los cuatro meses posteriores fueron un abanico de averiguaciones, con entrecruzamiento de información y de llamadas, apertura de antenas, requerimientos a las empresas telefónicas, que determinaron que los cabecillas de la organización estaban alojados en el penal de Magdalena, quienes operaban las cuentas con apoyo externo de sus familiares y cómplices.
La operatoria era variada pero con el mismo fin: obtener dinero a través de estafas o extorsiones. Primero hacían una inteligencia previa para determinar la vulnerabilidad de las posibles víctimas, utilizando perfiles de redes sociales para elegir a quienes estafar. Se hacían pasar por fiscales, exigiendo dinero a cambio de no iniciar una causa, o simulando ser mujeres e intercambiar fotos comprometedoras para luego extorsionar, y obteniendo códigos de Whatsapp para pedir pago dinerario a contactos de damnificados.
Los dos cabecillas tenían el apoyo externo de familiares y amigos para el retiro de dinero, fruto de las extorsiones, de cajeros automáticos, por lo general de la zona norte del conurbano, fondos que luego eran llevados a los jefes de la banda en las visitas al penal.
Los miembros externos de la organización iban mutando en sus funciones, desde ser mulas financieras, a la adquisición de tarjetas SIM, tarjetas prepagas, retiro de dinero y compra de celulares nuevos, ya que los utilizados los iban descartando para evitar que fueran rastreados.
Toda esta última tarea fue complementada por trabajo investigativo realizado en la zona de los tres domicilios allanados en la localidad de Virreyes, partido de San Fernando..
Con todo el acopio de información, el Juzgado del Dr. Yadarola dispuso los cuatro allanamientos que se realizaron con la colaboración grupos Especiales y del Departamento de Alcaidía Central de la Policía de la Ciudad.
En el penal de Magdalena el allanamiento fue realizado junto al personal del Servicio Penitenciario Bonaerense donde fueron requisadas las dos celdas donde están alojados los sospechosos de ser cabecillas de la organización, y que cumplen condena por homicidio agravado, hallándose cinco celulares, chips telefónicos y anotaciones.
El procedimiento se extendió al taller de carpintería donde trabaja uno de los condenados, donde los oficiales decomisaron un cuaderno con anotaciones de interés para la causa, con fechas y montos de dinero obtenido con las maniobras ilegales.
Otro de los operativos fue en Garibaldi al 2900, de Virreyes, donde fueron detenidos la madre, un hermano y una hermana de uno de los presos, encargados del apoyo externo y entre otras tareas la facilitación de cuentas para los depósitos.
Allí incautaron cinco teléfonos celulares, cuatro tarjetas de crédito y débito, tres troqueles comprobantes de pago, una agenda, un pendrive y dinero en efectivo.
En Gandolfo al 2500, a unas siete cuadras del anterior domicilio, fue detenida una mujer, a quien sospechosa de ser la encargada del retiro y la disposición del dinero obtenido, a la que se le secuestraron dos celulares. Sobre la misma calle Gandolfo, pero al 2200, se secuestró una pistola Browning 9 milímetros con la numeración limada, proyectiles, dos celulares, una notebook y un CPU.
Los oficiales no hallaron al hombre a quien buscan, sindicado como el que facilitaba a los líderes de la banda las tarjetas telefónicas para hacer las extorsiones.
En la casa también los oficiales descubrieron que en ese domicilio se guardaban elementos de percusión, bombos y banderas de la barra brava de Tigre.
El magistrado dispuso los traslados de los condenados en condición de incomunicados, al igual que el resto de los imputados, para su posterior alojamiento en la órbita de Servicio Penitenciario Federal. El Juzgado interventor ordenó también pericias a los celulares y al arma.