Una ciudad sitiada y un ícono de referencia para el festejo: así será finalmente el operativo de seguridad para la final de la Copa Libertadores y las celebraciones posteriores, que tendrán su epicentro en el Obelisco porteño, tal como se decidió en la última reunión del Comité de Seguridad realizada en la tarde del viernes.
Tras descartar la idea de Nación de organizar dos espacios públicos gigantescos como los fan fest que se ven en los Mundiales (el proyecto incluía Costanera Sur para los hinchas de Boca y Ciudad Universitaria para los de River), tras vetar que se abra otra vez la Bombonera para evitar desbordes como los del jueves pasado en caso de ganar Boca, cuando la práctica abierta pudo haber terminado en tragedia por el exceso de gente que impedía tener libres las salidas habituales y las de emergencia, el Ministerio de Seguridad y Justicia porteño garantizó que el típico lugar adonde van los fans a dar la vuelta olímpica se vestirá con los colores de River o de Boca.
De hecho, a las 21 horas el Obelisco se pondrá con los colores del vencedor y esperará a la multitud para una fiesta en paz.
Para eso, se decidió también que la Policía de la Ciudad se encargará de un operativo con más de 1.000 hombres y paramédicos (durante el día se utilizarán 150 profesionales de la salud, 9 ambulancias de alta complejidad y 26 puestos sanitarios), mientras que todo lo referente al partido en sí en Núñez será tarea de las fuerzas federales, donde habrá 2.000 efectivos incluyendo los que aportarán Gendarmería y Prefectura. Si a eso se le suman los 900 hombres de seguridad privada contratados para el evento, estamos hablando de 4.000 personas dedicadas a que la fiesta transcurra en paz, como debe ser.
El operativo en la cancha empezará a las 9 de la mañana y las puertas del estadio se abrirán a las 13 horas, cuatro antes del comienzo del partido. Como todas las personas deben ir con su ticket intransferible y su DNI, la recomendación es que se concurra con la mayor antelación posible.
Habrá una lista de admisión para 200 barrabravas, entre ellos el capo, Guillermo Caverna Godoy, a quien le secuestraron este viernes 300 tickets y siete millones de pesos en su casa de San Miguel, presuntamente provenientes de la reventa para la gran final.
Además, anticipar la llegada será clave porque se establecieron 3 anillos de seguridad que deberá pasar cada hincha que tenga su ticket. El primero estará enmarcado entre Libertador, Udaondo, Monroe y la Avenida Lugones. Allí habrá un cacheo, se regulará el ingreso de gente y, lo más importante, también estarán los 200 hombres del programa Tribuna Segura para controlar que no pase ninguno de los barras con ingreso restringido. El siguiente anillo estará a 200 metros del estadio, donde habrá otro control riguroso. Y el último ya sobre los molinetes donde se redoblarán las fuerzas de seguridad porque hay temor de que estén circulando muchos tickets falsos y que los damnificados cuando vean impedido el ingreso intenten igual forzar la situación. Algo que en el primer partido, en la Bombonera, fue desmantelado con celeridad.
Dentro del estadio actuará la seguridad privada con dos objetivos claros: cubrir todo el ancho del terreno para evitar algún intento de invasión de campo, ya sea River el que se consagre o Boca, y por otro lado ordenar las bocas de ingreso y salida para que haya flujo constante de gente sin aglomeraciones.
Si el campeón es River, se estima que no habrá problemas adicionales. En el caso de que sea Boca y teniendo en cuenta que la premiación se produce en el propio estadio y que la madurez del hincha argentino es aún una cuenta pendiente, se reforzará con efectivos el perímetro del campo de juego.
Además habrá un sistema aerostático de vigilancia, que es un mecanismo de visualización montado en un globo aerostático que cuenta con cámaras tanto para el uso diurno como nocturno y que transmite en tiempo real. Tiene la capacidad de elevarse 300 metros y cuenta con un ángulo de visión de 360 grados que permite identificar objetos a 2 kilómetros de distancia, y haciendo zoom puede hacer reconocimiento facial para tomar imágenes de cualquiera que quiera iniciar algún incidente y actuar en consecuencia.
Después sí viene el otro operativo, el que se desarrollará en las calles. Desde las 21 el Obelisco se pintará con el color del campeón y habrá un sistema para que el festejo sea lo más ordenado posible.
Habrá vallas de contención en un perímetro delimitado por las avenidas Santa Fe, Callao, Belgrano y el Bajo, y policías de la Ciudad desplegados en todo ese terreno.
En toda esa zona se reforzará el control con la presencia de 250 agentes de tránsito que realizarán desvíos, ordenarán el flujo vehicular según la necesidad y se ubicarán a lo largo de las inmediaciones del Obelisco.
También se sumarán al operativo diez motos y nueve camionetas del Cuerpo de Agentes de Tránsito; y se utilizarán 50 carteles de leyenda variable donde se anunciará desvíos alternativos en puntos estratégicos y accesos a la ciudad.
El corte en la zona comenzará cuando se inicien los festejos y se extenderán hasta que finalicen. Cabe la posibilidad que los clubes decidan pasar por allí con los jugadores campeones.
También allí se montará el sistema de control aerostático y se usarán las cámaras móviles de la Ciudad que abarcan un radio de 50 kilómetros y envían en tiempo real las imágenes al centro de monitoreo que tendrá a su cargo el seguimiento de todo lo que ocurra.
Y si bien se espera que todo transcurra como una fiesta inolvidable, por las dudas estarán preparados los grupos específicos de contención en los estadios, denominados Doucad e integrados por cuerpos de Infantería, para actuar en caso de ser necesario. Algo que ojalá no suceda, porque los ojos del mundo estarán posados sobre este acontecimiento único que vivirá la ciudad y el país entero dentro de menos de 24 horas.
Fuente: infobae