Ese majestuoso edificio, originario como cine teatro en 1919, tiene su instante de mayor esplendor y atrapa a los invitados que la visitan.
Nuestra ciudad tiene un motivo más para considerarse jactanciosa. Es que para la revista National Geographic, la librería El Ateneo Grand Splendid es considerada “la más linda del mundo”.
El inmueble, que se principió a construir en 1917 para el cine teatro, y se abrió 2 años después, fue una decisión del empresario austríaco Glücksman, quien lo diseño, a los arquitectos Peró y Torres Armengol, y la construcción al estudio de Pizoney y Falcope. El largo edificio de portada Art Decó, con particular estilo neoclásico, logro esquivar la picota y reformarse para constituir parte de la ruta de turismo cultural de nuestra ciudad.
Entrar a la librería es una práctica fascinante: cedido el hall de entrada, se muestra al visitante la colosal sala perfeccionada por la cúpula donde se destaca el inmenso fresco, ejecutado por Nazareno Orlandi, consagrado a la paz mundial, abierto en 1919, y que fuera elaborado para celebrar el final de la primera guerra mundial de 1914-1918.
En el final, donde estaba el escenario y la gran pantalla, hay situada una distinguida cafetería que admite catar un café o té, seguidos de alguna delicia, mientras se tiene un enfoque general.
Las repisas con libros se intercambian a lo extenso de la sala, y además en los dos pisos principales donde se situaban los arcaicos compartimientos y sus balconcillos que hoy prometen una rimbombante perspectiva y alcanzan con su herrería y tulipas únicas.
Estas reliquias arquitectónicas se han preparado en especies de salones donde los indiscretos y leyentes logran sentarse en agradables sillones para leer los volúmenes o puramente a descansar.
Por el centro de la sala se subraya una aurora circular que consiente abrir los ojos al subsuelo, al que se procede por escaleras mecánicas, donde se halla la sección dedicada a libros infantiles y los CD.
La logística del lugar está dispuesta para la gran cuantía de turistas que deciden pasar por ella, refiriendo con “vendedores que en la mayoría de los casos dominan el inglés y el portugués, y algunos hasta el francés, a pesar de que algunos extranjeros llegan en tours con sus propios guías”, añadió Marciani.