La “gesta” de Malvinas no fue gesta. Es darle categoría de hazaña militar al 2 de abril
Hoy es el día adecuado para recordar a las 200 víctimas que yacen en Darwin, conmemorando la fecha en que se inició la canallada del abuso del sentimiento popular sobre unas islas profundamente arraigadas como el epítome de los robos del imperio, para prolongar la supervivencia de la dictadura.
Galtieri y sus secuaces organizaron el despropósito en plena conciencia de la frustración que representa Malvinas a punto tal que llenaron una plaza que los aclamaba con la misma gente a la que habían reprimido duramente un par de días antes en el mismo lugar.
Para hablar de héroes sólo habría que señalar a un puñado de profesionales, oficiales de la Fuerza Aérea, luchando por sus convicciones en desigual combate.
Los soldaditos de Corrientes y centenares de jóvenes que fueron llevados a la muerte sin instrucción militar, con el sadismo de ser estaqueados por sus propios oficiales, la tortura de la inanición y la falta de equipamiento para sobrellevar, ya no el combate, para el que no tenían la menor capacitación ni armamento, sino a la más elemental supervivencia climática; esos pobres chicos no son héroes, son víctimas. Víctimas porque fueron empujados y obligados a poner el pecho a las balas que provocaron desde un comando de cobardes en aras de su propia supervivencia, no de recuperar un trozo irredento de la Patria.
Malvinas no es “la gesta”, es “el gesto” desesperado de un dipsómano que se creyó Napoleón, salvador de los despojos de la dictadura cívico-militar, y lanzó a un país al abismo de una derrota sin sentido.