Un restaurante ubicado en el barrio porteño de La Paternal fue clausurado por la Justicia tras comprobarse que ofrecía en su menú carne de animales exóticos sin los permisos correspondientes. Durante la inspección se incautaron más de 365 kilos de productos cárnicos provenientes de especies como carpincho, yacaré, rana, ciervo, jabalí y perdiz, entre otros.

La investigación fue encabezada por la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA), a cargo del fiscal Blas Matías Michienzi, quien ordenó una inspección en el local, situado sobre la avenida Warnes al 2700. Allí se halló una importante cantidad de carne que no cumplía con las exigencias del Código Alimentario Argentino, ya que carecía de rotulación, trazabilidad y certificación sanitaria. Al no poder acreditar el origen legal de los productos, se procedió a su inmediata confiscación y retiro del comercio.

Además, durante el procedimiento se constató que el encargado del establecimiento no estaba inscripto en el Registro Público Único de Operadores de Fauna Silvestre (RPUOFS) ni en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), lo cual representa una grave infracción a la Resolución 170/96 de la Subsecretaría de Fauna de la Nación, que regula la tenencia, transporte y comercialización de fauna silvestre.

A raíz de estas irregularidades, el fiscal Michienzi imputó al propietario del local por violar el artículo 86 del Código Contravencional porteño, que sanciona el ejercicio ilegítimo de actividades comerciales.

Del operativo participaron agentes del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA), y funcionarios de distintas áreas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como la Dirección General de Fiscalización y Control (DGFyC) y la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria (DGHySA).

Las autoridades recordaron que la venta de carne de fauna silvestre está prohibida salvo expresa autorización del Estado y representa un riesgo tanto para la salud pública como para la conservación de especies protegidas.

El caso, que generó fuerte repercusión en redes sociales, reavivó el debate sobre el control en comercios gastronómicos y la necesidad de reforzar las inspecciones en locales que ofrecen productos no tradicionales o exóticos. En paralelo, el material incautado será sometido a pericias sanitarias y luego, en función de su estado, podría ser destruido para evitar su reintroducción al mercado.

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