Luego de un año sin clases presenciales los chicos vuelven a las aulas en la Ciudad.
Hay mucha alegría en sus caras, nos acercamos a la Escuela William Morris del barrio de Villa Soldati, las docentes esperan a los alumnos en la puerta del establecimiento.
Se forman en una larga fila en la calle, ingresan de a uno, se les pone alcohol en gel en sus manos y se les toma la temperatura. Si tuviesen más de 37.5 se los envía a sus casas.
Todos con barbijos y mucho cuidado, cumpliendo con la distancia social y los protocolos establecidos por el GCBA, la burbuja de 2 grado está lista para ir al aula.
La seño María Eugenia nos contaba más temprano que lo que más extrañaba era ver esas sonrisas y el contacto con los chicos, el zoom no deja ver los problemas que hay en las casas, a esta escuela concurren muchos chicos de barrios de emergencia, que fueron muy golpeados en 2020 por la pandemia, esperamos que este año se pueda llevar a término sin necesidad de suspender las clases.
Ante la pregunta de qué hacer ante un caso sospechoso, la maestra nos dijo que tienen preparada un aula para aislar al niño hasta que llegue el SAME y sus padres. Luego se aísla la burbuja por el tiempo que se considere necesario para que el regreso sea seguro.
Manifestó que hasta ahora el GCBA brindó los materiales necesarios aunque les hubiese gustado que fuera un poco más, ya que es muy justo lo que envía.
Mientras tanto Martin y Brisa de 7 años quieren abrasarse y no pueden, el regreso a las aulas contempla protocolos, pero no entiende de extrañarse un año entero, de no saber de sus amigos y de no poder tener contacto. Aunque los chicos son muy responsables aún más que los adultos, tienen esa necesidad de compartir con sus pares, de jugar, de contarse cosas, de agarrarse de las manos, de saludarse con un beso, todo eso queda relegado para mas tarde.
Comienza otro ciclo lectivo, el primero de la pandemia de modo presencial con la esperanza de la vacuna, para que lleguen esos abrazos que tanto extrañamos.
Ojalá sea un ciclo lectivo lleno de enseñanzas y aprendizajes, esperando que al fin podamos tener ese contacto que nos llena el alma.